Tras conocerse la condena a Marcelo Galaz que deberá cumplir una pena de siete años de prisión y pagar una indemnización de seis millones de pesos, de los cuales ya pagó la mitad y le queda el saldo que deberá abonar el.ems que viene, la víctima leyó una carta conmovedora.
La carta: «Mi diablo personal mas de dos décadas»
«Me gustaría hacer un breve resumen de cómo llegamos hasta acá, con la esperanza de que la justicia tenga capacidad de autocrítica y ninguna otra víctima sufra la re victimización que yo sufrí a manos del fiscal Aldo Gerosa y su equipo.
Maltrato que en su momento informe tanto al fiscal general como al fiscal regional, esperando que tomen las medidas correspondientes.
Considero que en el 2023 hay cosas que ya no se pueden tolerar, existe la Ley Micaela, todos los integrantes del poder judicial deberían tener perspectiva de género.
A esta re victimización sumo a la prensa, que muchas veces se enteraba cosas del proceso antes que yo, todavía no entiendo cómo se filtran este tipo de cosas y nadie hace nada al respecto.
Habiendo dicho esto, paso a lo más difícil, pero también lo más sanador… ¿Cómo llamarte? Marcelo, tío, abusador… tantas personalidades en una misma persona, mi diablo personal mas de dos décadas.
Ruego a Dios esta sea la última vez que te vea y literalmente podría estar horas echándote en cara todo el daño que me hiciste… mucho más del que podes llegar a imaginarte.
O preguntarte por qué? Que te hice para que me odiaras tanto? Cómo pudiste lastimarme de esa manera? Pero la realidad es que esto no me llevaría a nada, porque no hay respuesta que valga frente a un hecho tan atroz como un abuso.
Lo que sí quiero decirte es que ya no te odio y no me arruinaste la vida. Si, teñiste de tristeza gran parte de mi niñez, mi adolescencia y el inicio de mi vida adulta. Pero hasta ahí, basta, hasta acá llegaste, hasta acá te dejo llegar.
El resto de mi vida es mía, solo mía… y respecto al odio, durante años tuve un deseo recurrente, emboscarte de sorpresa, golpearte y dejarte tirado en el piso… sangrando, sufriendo, porque eso fue exactamente lo que vos hiciste conmigo: como un buen cobarde me tomaste desprevenida cuando era una niña sin herramientas ni recursos para defenderme, me destrozaste y me dejaste tirada en un charco de sangre.
Pero entonces algo paso, no sé cómo, pudo ser la terapia, el paso del tiempo o Dios, pero ya no te odio, no quiero lastimarte, porque soy consciente de que el hecho de que vos sufras no va a mitigar mi dolor.
Comencé a sanar el día que solté el odio para concentrarme en mí y por eso voy a perdonarte, hoy no, hoy todavía no puedo, pero voy a trabajar para hacerlo porque me lo merezco.
Merezco una vida en libertad y armonía, porque el abuso no me define a mí, el abuso te define, te definió y siempre te va a definir a vos Marcelo.
Agradezco al juez Banegas, al fiscal Marichal, a la defensa de la otra parte y fundamentalmente al doctor Baucero por hacer posible este juicio abreviado».

